
Duro pero cierto el cartón de Paco Calderón: mayorías calificadas en ambas cámaras. Reconstitución del poder judicial para tener incapaces, pero leales al proyecto, en el poder que podía corregir abusos. Desaparición de órganos autónomos, que de algún modo servía de control sobre el ejecutivo. Prensa libre que corre a las voces críticas, y prensa militante que desayuna «buebito con cátsu» en box lunch tras aplaudir al presidente en el Palacio. La presidenta electa diciendo que seguirá con el legado y las decisiones del presidente actual. Pero no: la cuarta transformación no solo fue la del país: es la del PRI clásico y todopoderoso, que duró 70 años en la versión anterior y cumple seis en su nueva etapa, ahora llamado Morena. ¿Y la república? Muerta. Clic sobre la imagen para agrandar.
Desde que me di cuenta del resultado de la elección pasada, ya me temía que esto llegara a suceder. Es peor tener una dictadura disfrazada de democracia, que una dictadura abierta. Porque la población se da cuenta, y se llama como lo que es. Ahora es posible que nuestro rey de chocolate reescriba, si así lo quiere, nuestra Constitución. Y lo peor de todo, es que todavía hay gente ignorante, que aplaude a Morena.
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