
Si ya de por sí era ridículo que Javier Corral, con sus acusaciones por miles de millones de pesos de desfalco, fuera siquiera considerado para ser titular de la Fiscalía Anticorrupción que se pretende crear, al menos podrían ponerlo a cargo de las redes sociales del nuevo gobierno: su detención, con orden de aprehensión y todo, fue considerada «intento de secuestro» e ilegalmente impedida por el fiscal general de la Ciudad de México «a domicilio», quien llegó a rescatarlo al bar dónde bebía alegremente… mientras que en los casos reales ni hacen nada, ni se investiga ni se encuentran culpables… Por algo ni hay justicia y les urge la reforma judicial para terminar de maniatar la autonomía de jueces. Horax en Milenio.