
Le pega en el clavo el cartón de Paco Calderón. Sí, los expertos pueden ser antipáticos, ajenos a la realidad de la mayoría y egocéntricos. Pero también algunos suelen especializarse en campos tan, pero tan específicos, que sus opiniones no son solo valiosas: son imprescindibles. Ya lo señala en dos casos clave: el AIFA, que no sirve, y la pandemia de COVID-19, en que en vez de imponer la voz del experto, el experto se volvió patiño del cómico de las mañaneras, diciendo que «era una fuerza moral, no de contagio» y que por eso ni debía suspender sus giras por el país, ni debía usar cubrebocas. Por eso la nueva «reforma judicial» será más problema que solución, pero es otra venganza directa sobre los expertos de la Suprema Corte ahora, si, esos que dijeron que varias leyes inconstitucionales están mal hechas. Clic sobre la imagen para agrandar.
Lo peor no son el AIFA abandonado, ni el Tren Maya. Tampoco la Refinería de Dos Bocas, que por cierto, no ha refinado un solo barril de petróleo todavía (y propensa a inundarse). Mucho menos la muertes por covid, ni la inseguridad y violencia que reinan en el país. Obras faraónicas que para lo único que han servido es incrementar el gasto público y el desperdicio de recursos. La falta de transparencia en el gasto público. Y el autoritarismo y la antidemocracia. Ni la fuga de capitales debido a la desconfianza ni la volatilidad en los mercados financieros. Lo peor es que la mayoría de los que fueron a votar, ojo: no la mayoría de la población, son diferentes, eligieron otros seis años de lo mismo.
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