Lo hemos dicho e insistido: La venganza contra Norma Piña y haber demostrado que la Cuarta Transformación hace leyes ilegales, mal hechas y mal procesadas es la base y principal motivación de la reforma al poder judicial. Ayer algunos “opinadores” salieron a criticar que se gasten 90 millones de pesos en lentes para los magistrados de la Suprema Corte, entre otros gastos millonarios (como comedores y celulares). “Es un exceso y es un abuso”, alegaron. Pero luego les aclararon que esa es una prestación para el personal sindicalizado y sus familias de todo el poder judicial, no para beneficio de los magistrados. Esto es, son más de 53,000 beneficiarios, no nueve personas. Pero eso no importa: cuesta mucho y hay que elegir nuevos. Aunque ganen lo mismo y resulten peores, porque no sabrán el trabajo tan especializado que hacen. No de balde se requieren -en la práctica- unos 20 años de carrera judicial, ser académico destacado o integrante de una Barra de Abogados por más de dos décadas para poder ser ministro por concurso. Eso, o apellidarte “Batres” y que te proponga el presidente, aunque sea para hacer el ridículo diariamente. Alarcón en El Heraldo.