
Hoy, Morena tiene mayoría calificada en la Cámara de Diputados y está a dos escaños de tenerla en la Cámara de Senadores. Cuenta también con mayorías en más de la mitad de los congresos estatales y de las gubernaturas. Así que podría modificar la Constitución casi casi a conveniencia. Lo único que podría entorpecerle eso es la Suprema Corte, que ya ha dicho más de una ve que se opone a las propuestas, no porque sean malas o por su fondo jurídico, sino porque fueron ilegalmente procesadas en el Congreso: iniciativas cuyo dictamen se pasó al Pleno sin haber sido aprobado en comisiones, por ejemplo. O porque se dijo que tenían foros y consensos, y ni siquiera se habían hecho públicas antes. Pero, al intentar ir por lo único que se le escapa aún, puso en riesgo todo: Ignacio Mier dijo que la Reforma Judicial saldría en septiembre, y de inmediato el peso se devaluó 50 centavos —hasta que salió la presidenta electa a decir que calma, que se vería todo sin prisas—. Pero a la mañana siguiente el aún presidente dijo que sí, que en septiembre y no solo esa, sino las otras 17 reformas constitucionales que mandó y que se quedaron pendientes serán aprobadas. Alarcón en El Heraldo.