No, bueno. Horax en Milenio le da al clavo una vez más de manera magistral: mientras Claudia quería colgarse de su mentor político, a veces retomando el proyecto, a veces prometiendo llevarlo más allá, incluso imitando el acento tabasqueño o copiando las frases emblemáticas, no hizo lo suficiente —al menos no según el presidente— para defenderlo a él y a su gobierno, en particular de las acusaciones de corrupción e ineficiencia. Y mientras Xóchitl pretendía alejarse de la actual administración, copió el estilo de poner apodos, usar mal los datos, tratar de hacer ganar con emociones negativas lo que no podía hacer con argumentos inteligentes y hasta poner la bandera de cabeza. Todo, todo al revés para ambas aspirantes. Y así les fue.