
Estos días Nicolás Molinedo, anteriormente Coordinador de Logística del Jefe de Gobierno con funciones de chofer en los años de AMLO, volvió a la luz pública. Según tres reportajes publicados que citan a agentes de la DEA e investigaciones de esa agencia, recibió para su jefe de parte de La Barbie (el narcotraficante, no la muñeca) 2 millones de dólares para la campaña presidencial de 2006. Se supone que la investigación se detuvo porque perdió, en 2012 porque iba a perder, y porque el gobierno americano no quería que lo acusaran de injerencista en 2018. Es decir, no es que se probara inocente; es que ya no quisieron seguirle buscando. Nico se separó del entorno del presidente, se volvió próspero empresario en el sureste del país (y no por sus influencias en el actual gobierno, sino por méritos propios). Pero justo en la semana del escándalo publica una foto con un lujoso Rolls-Royce de su propiedad. Pasar de manejar un Tsuru para otros a un RR propio, si nos habla de progreso personal. O de que, tal vez, el dinero del soborno en efecto nunca llegó a la campaña presidencial…