
Declaró el presidente que las energías limpias «son un sofisma» -esto es, una mentira- y que la salvación de la CFE está en… comprar más carbón. Pues… tiene sentido. No ecológico -daña mucho al planeta- ni económico -es más caro que las energías renovables-, sino político. Y véase si no: dos de los «aliados» y hoy senadores que aportaron a su campaña fueron el eterno líder de los sindicatos mineros, Napoleón Gómez Urrutia, acusado de robarle 50 millones de dólares a sus agremiados, y el senador Armando Guadiana, empresario del carbón y líder de los productores de este energético en Coahuila. Y el presunto comprador del recurso dañino para la salud, es… Si, el Dinosaurio mayor y autor del fraude contra Cuauhtémoc Cárdenas, Manuel Bartlett. Con esa «vieja mafia del poder», no apostemos ni a la honestidad ni al cuidado del medio ambiente: se trata de enriquecerse más antes de morir. ¿Y el plantea? Les vale gorro. A los cuatro. Que poca madre. Así no se puede pensar en una transformación positiva para el país, por mucho que la pregonen. Jabaz en Milenio.
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