Lo pidió el presidente y ya lo obtuvo. Se aprobó en el Senado la revocación del mandato. Deberá hacerse al final del tercer año, en fecha diversa (y posterior) a las elecciones, sin hacer campaña y por única vez -no se puede pedir después-. Pero para muchos es en realidad un «caballo de Troya» para pedir la eventual reelección del presidente. Aunque por lo burdo y directo de la maniobra, viene siendo más bien un «trapiche», como el que presumió el presidente en una reciente gira en Oaxaca. A ver qué resulta con su costoso juguete. Alarcón en El Heraldo.