Pues vaya que en menos de un mes hemos visto dos caras muy distintas de AMLO, el Peje, ganador de la elección presidencial. Una fue cuándo el INE salió a reconocer su victoria tan pronto la ley lo permitía por el horario: positivo, bien, rápido… «una gran institución» y reconocían «su profesionalismo y labor». Pero tan pronto anunció una multa de 197 millones de pesos por el turbio manejo del Fideicomiso «por los demás» a favor de los damnificados del sismo, que se volvió «una venganza» y su «perdono pero no olvido» para los medios que lo hicieron público. Pues que miedo: presunto lavado de dinero y compra de votos. Si lo hubieran hecho público dos semanas antes de las elecciones, le hubiera costado la elección. Y tan fácil que sería no hacer ruido con el tema y dejar que las cosas fluyeran solas. No hubiera sido tema. Pero al hablar de ello diariamente y cambiando la versión a cada rato, queda claro que «hay algo podrido en Dineromarca»… o que en verdad tratamos con la versión mexicana del Dr. Jeckyill y Mr. Hyde: el Pe-Hyde. Tanto por su monstruosa transformación como porque algo esconde… Alarcón en El Heraldo.

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