Bueno, el hecho de que la fama es un factor clave para ascender en la política, es innegable. Allí están como ejemplo el ex futbolista Cuauhtémoc Blanco, alcalde de Cuernavaca, o el actor Ronald Reagan y la estrella de Realitys Donald Trump, que llegaron a presidentes de Estados Unidos. O que la conductora Oprah busque la misma posición. Pero que Morena postule como candidatos a diputados y senadores a personajes como la conductora de T.V Azteca Lili Téllez, al cómico Ausencio Cruz o al actor-stripper Sergio Mayer, está mal por dos razones: son los que piden «dignificar la política» y postulan a alguien solo por ser famoso; y porque sus recientes experimentos en ese sentido no han salido bien: los diputados constituyentes a la CDMX, Bruno Bichir y Damián Alcazar fueron de los más escandalosos, ausentistas y poco profesionales en su cargo. ¿Y la profesionalización de la política, dónde quedó? ¿Será que jalar votos es más importante? Ahora que a favor han dicho que Ausencio Cruz «ni es chistoso» y siempre hizo denuncia social en su humor, y que Sergio Meyer sería un gran «DipuTABLE». Jans en Milenio.
