Que «derogar la reforma educativa» sería contraproducente, dicen. Pero el gobierno ya expresó su voluntad de hacer lo que no iba a hacer: modificarla. A final de cuentas, como en el caso de la «Ley 3 de 3», ya demostraron que pueden rápidamente deshacer lo que hicieron cuándo se los piden por las buenas… o no. Hernández en La Jornada.
