Murió a manos de las autoridades. Murió mientras era trasladado del centro dónde estaba detenido a un hospital especializado en dónde «era posible» que lo atendieran, pero no era seguro que pudieran recibirlo, por falta de personal y equipo suficiente. Se dio cuenta de que estaba muerto el chofer del transporte y no el personal especializado que lo iba cuidando… Y en la autopsia que le hicieron, lo destazaron: le arrancaron la cabeza y los miembros. Ahora las autoridades responsables dicen que «todo se hizo conforme a protocolo» y distintas procuradurías y hasta una comisión de diputados iniciaron sus propias investigaciones para darle uso político al caso. Un mal manejo de punta a punta. Y uno se pregunta si la situación de Bantú, el gorila del Zoológico de Chapultepec ocurrió por ser gorila o por ser mexicano… Rocha en La Jornada.
