Una caída rápida y abrupta ocurrida en la madrugada durante este fin de semana sacudió a la Ciudad de México, Estado de México, Tlaxcala y Puebla, en dónde supuestamente terminó estrellándose. Como bien señala Alarcón en El Financiero, no se sabe si fue la popularidad de Mancera, los precios del petróleo, el índice de confianza en las instituciones o cualquier otra cosa… pero de que cayó, cayó. Y lo que sugieren es que no fue un meteorito, o los «dinosaurios» del PRI y otros grupos estarían realmente espantados en camino a la extinción. Pero salvo tres o cuatro estados, se ven en buena forma para las elecciones de junio. Veremos….
