Y se calentaron las elecciones locales: en Tamaulipas, el PRI «corrió» a tres de sus candidatos a presidentes municipales por «tener vínculos con el narcotráfico» y haber ido a un mitin del candidato a gobernador del PAN para «apoyarlo». Salió el presidente del PRI a pedirle a todos los partidos que «revisen muy bien a sus candidatos» a fin de evitar infiltraciones de parte del narcotráfico. Y si, una cosa es ser probadamente corrupto e impune -como tantos gobernadores y ex gobernadores emanados de ese partido- y otra muy distinta tener vínculos con el narcotráfico antes de ser electo. Es competencia desleal. Y, mientras tanto, la ley «3 de 3» que obliga a presentar y hacer públicas sus declaraciones patrimonial, fiscal y de conflicto de intereses -y que sería una gran herramienta para detectar «narcocandidatos»- sigue congelada en el Senado por el mismo PRI. Así no se puede. Horax en Milenio.
