Nos da gusto que, con la Reforma Educativa, maestro que no pase su evaluación sea despedido. No debemos ni podemos permitir que alguien que no esté preparado para la tarea y que no la haga bien ponga en peligro el futuro de todo un grupo de niños. Y de más de un millón y medio de maestros en activo, apenas son 3,360 los que fueron despedidos sin liquidación por no aceptar evaluarse. Quienes reprobaron dos veces, serán retirados de frente a grupo hasta que se capaciten, y pasarán a tareas administrativas. Y como dice Aurelio Nuño en el cartón de Hernández en La Jornada, «que bueno que su jefe no es maestro»: de acuerdo a la Encuesta Reforma, el Presidente con un rechazo del 66% de la población y 78% de los líderes, y una aprobación de apenas 30% en población abierta y 22% entre los líderes. Ya deberían quitarlo «de frente al país» y mandarlo a tareas administrativas menores. Pero… ¡de la que se salvó!

