Cerca del final de la película «la dictadura perfecta», en la redacción del principal noticiario de «televisión mexicana» se enteran que vendrá el Papa a una visita al país, y uno de los personajes dice: «¿Tan mal están las cosas que tuvieron que recurrir a ESO?». Pues poco después de que el Papa salió de Ciudad de México rumbo a Ciudad Juárez para su encuentro con presos y la misa binacional, Agustín Carstens y Luis Videgaray anunciaron un recorte al gasto público de más de 132 mil millones, un aumento en las tasas de interés de medio punto porcentual y fin a las subastas diarias de dólares, que están agotando nuestras reservas internacionales. O sea que, como comenta Helguera en La Jornada, ahora que Dios «nos agarra confesados» estemos listos para decirle adiós al Papa, a las pensiones, a las jubilaciones, a los empleos, a la tranquilidad, a la paz y a tantas cosas que este nuevo paquete fiscal parece anticipar…
