En estricto sentido, no hay nada malo: si la primera dama Angélica Rivera y su hija Sofía Castro fueron a Beverly Hills de compras, aunque gasten 10,000 dólares en un vestido, no hay problema: ella tiene sus ahorros, recibe millonaria pensión de «El Güero» Castro para su hija en común; la propia Sofía trabaja de actriz y gana buen dinero. Tienen derecho a gastar lo que quieran en lo que quieran, mientras puedan pagarlo con su dinero y no con fondos públicos. Lo cierto es que se ve muy mal un «shoping spree» en las tiendas más caras del mundo cuándo en México tenemos devaluación, crisis económica y proceso electoral. Y más que nada por la mala imagen que eso causa sobre su actual esposo. «La esposa de César no solo debe ser honesta: debe parecerlo» decía el viejo adagio romano. En estricto sentido, no hay nada malo. Pero de que se ve muy mal, se ve muy mal. Pero bueno, otra mancha más al tigre… Hernández en La Jornada.
