Y si: lo peor del escándalo estallado esta semana por Purificación Carpynteiro y su conflicto de intereses al pretender crear una empresa basada en la ley que está dictaminando -y cuya figura jurídica está luchando por incluir- es que dañará, aún más, la imagen del Partido de la Revolución Democrática… Pero sigue declarando que «hoy me doblaron, pero la lucha sigue». ¿Cuál, la de controlar a los monopolios o la de «sacarse la lotería» con su modelo de negocios? Es pregunta… Fisgón en La Jornada.
