Arrancó la gran fiesta mundialsta de Brasil… con una ceremonia que no lució como para los nueve millones de dólares que costó, en la que no se vio al niño tetrapléjico que daría la patada inicial con un exoesqueleto -no lo tomaron las Cámaras-; en la que el estadio en el segundo partido lució a la mitad porque por una huelga aérea no llegó el público -una gran parte de ellos mexicanos-; hay estadios que no están listos y protestas sociales que ayer, tras la inauguración, dejaron 120 heridos. Y para colmo, el arbitraje no ayuda: van dos partidos muy polémicos y fallidos en ese aspecto. A disfrutar la fiesta mundial del futbol. Helguera en La Jornada.
