En el sexenio de Luis Echeverría (1970-1976) se adoptó la tradición de dedicar cada año a un prócer: 1972, por ejemplo, fue el «Año de Juárez» para conmemorar el centenario de su muerte; 1976 fue el «Año de Hidalgo». A éste el pueblo le agregó un lema, «Año de Hidalgo, pendejo el que deje algo» para comentar del saqueo de las arcas públicas al final del sexenio. (Algunos malosos dijeron que 1977 debía ser el «Año de Carranza, por si el de Hidalgo no alcanza«) ¿Y esto a qué viene a colación? A que no es lo mismo obtener medallas de plata en clavados, como en Londres 2012, que a clavarse la plata en México 2012. Si, le quedan apenas cuatro meses al gobierno de Calderón; no vayan a hacer algunos funcionarios su «Año de Hidalgo, Clavados en Plata»… Nerilicón en El Economista.
