En principio todos debemos apoyar la «Marcha por la Paz», porque por supuesto es deseable poder vivir en tranquilidad y en sosiego. Pero si preocupa que sus demandas sean todas contra el gobierno, ignorando que son los delincuentes los que atentan contra esa paz y que las autoridades locales solapan, apoyan o son cómplices. Pero en lugar de reclamar a los delincuentes, su propuesta es «negociar con ellos». Como bien señala Paco Calderón, suena más a movimiento político sesgado que a marcha ciudadana -aunque compartamos su indignación-. ¿Será una Paloma de Troya?
